miércoles, 18 de diciembre de 2013

Un poco de historia



:En la actualidad, usualmente se piensa en el té como una bebida tradicional inglesa. Sin embargo, su historia se remonta más allá en el tiempo y en la geografía. Dos son las leyendas que se han popularizado. La primera, habla de su origen Chino. Cuenta que mientras el emperador Shen-Nung hervía agua a la sombra de un árbol silvestre, accidentalmente, se cayeron unas hojas dentro de su olla. El emperador decidió probar esa infusión producto de la casualidad y encontró que se sentía a gusto. De esta manera nacía la primera taza de té. La otra leyenda, de origen japonesa, cuenta la historia de un monje indio que había decidido peregrinar hacia el Norte, con el propósito de predicar el budismo a lo largo del camino. Durante su viaje, el monje decidió no dormir y así dedicar todo el tiempo a la meditación. Pese a su voluntad, un día el monje se quedó dormido. Cuando despertó, la ira y la decepción lo llevaron a cortarse los párpados con un cuchillo y enterrarlos en la tierra. Tiempo después, en ese mismo lugar brotó un arbusto cuyas hojas, si las bebías, te mantenían despierto. Bodhidharma continuo su viaje hasta Japón compartiendo con todos los demás monjes el conocimiento que había adquirido y así de esta manera cualquiera que quisiese meditar podría mantenerse despierto. Ahora bien, ¿cómo llega entonces el té a convertirse en una infusión popularmente conocida y preparada en Europa? Recién para mediados del siglo XVI se hallan las primeras menciones hacia esta  bebida entre los europeos (la mayoría de ellos, portugueses aunque se sabe que Holanda fue una de las primeras naciones que comercializó dicho producto). El comercio entre Europa y Asia, desde tiempos inmemoriales, permitía mantener una conexión entre ambos continentes no sólo a nivel económico y político (mediante las colonias) sino también gastronómico. Al igual que ocurrió con América, muchos de los sabores que experimentaban en Europa, provenían de tierras muy lejanas. El té era uno de ellos. Al principio, debido a las largas distancias que había de recorrer, lo cual encarecía su precio, se mantuvo como una bebida exclusiva para los más ricos (y prohibitiva para los más pobres). Poco a poco, con el aumento del comercio y las teconologías en la navegación y transporte, el té se fue haciendo más accesible hacia otros sectores sociales. Incluso en la actualidad, la tradición ha conseguido expandirse y popularizarse de forma tal que países tan distantes como Kenia (en África) o Argentina (en América), se encuentran en las listas de los primeros productores de dicha infusión. Nuestro proyecto, Sertvir Té apunta precisamente a continuar con esta expansión. Creemos que el té es una bebida mágica, que alimenta el alma y el cuerpo. Una taza de té es una experiencia única, y por ello queremos Servir Té y Servir Te.

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